Plaza Cívica

Fin del año escolar

Enrique Fernández Ramírez

Hoy concluye oficialmente el ciclo escolar 2020-2021. Un periodo que pasará a la historia como el año lectivo en el que los estudiantes no asistieron a la escuela. Las aulas escolares permanecieron vacías. La educación se llevó a cabo desde casa. ¿Qué lecciones y aprendizajes  deja esta educación a distancia? ¿Qué experiencias se vivieron estudiando desde casa?

Los profesores enfrentaron la necesidad de poner en juego sus habilidades digitales para poder comunicarse con sus alumnos. Los docentes jóvenes quizá tuvieron menos dificultades tecnológicas, y se desempeñaron en su elemento para llevar a cabo sus clases. No así los docentes con más años de servicio o quienes ya les faltan pocos años para jubilarse. La mayoría de éstos tienen grandes dificultades en el manejo de los dispositivos electrónicos, así como en la navegación por las distintas plataformas que se usan para realizar las clases a distancia.

Con todo, los maestros se aplicaron para capacitarse en cuestiones cibernéticas, y poder implementar el “aprende en casa”. Ya sea tomando cursos de computación en línea, elementales o básicos; o solicitando ayuda a familiares jóvenes, hijos o sobrinos, para resolver la imperante necesidad de comunicación con sus alumnos de manera virtual.

Son loables los esfuerzos que, maestros de todas las edades, realizaron para responder con eficiencia a los requerimientos extraordinarios generados por la situación sanitaria de emergencia. Trabajaron con su propio equipo de cómputo o su celular; usaron el internet que ellos mismos tienen contratado, consumieron la energía eléctrica de su casa, utilizaron el espacio de su hogar como lugar de trabajo o como oficina. Estuvieron a disposición todo el día para atender los requerimientos de sus alumnos y padres de familia. Su tiempo de trabajo fue mas allá del horario oficial de contratación laboral.

Los niños por su parte, también hicieron lo propio. La mayoría de ellos organizaron su tiempo para la realización de las actividades propuestas por sus maestros. Dispusieron también de un espacio, en algún rincón de su casa, como lugar de estudio. Se vieron en la necesidad de autorregular su aprendizaje. En cierta forma, experimentaron una suerte de autodidactismo, con todas las ventajas y desventajas que ello pueda implicar.

Los padres o tutores, a su vez, reconocieron y valoraron la actividad docente que los maestros desempeñan cotidianamente en las aulas escolares. Dimensionaron lo complejo que resulta el proceso de enseñanza aprendizaje, que conduce a que el niño desarrolle y construya su conocimiento. Es pertinente reconocer que, algunos padres y/o madres de familia fueron excelentes acompañantes de sus hijos en la aventura de aprender. Cumplieron a cabalidad el papel de mediadores en su educación.

Desafortunadamente, no todo fluyó de manera eficiente como hubiera sido lo deseable. La pandemia también vino a poner de relieve las enormes desigualdades que existen en nuestro país.

Hubo niños con quienes la comunicación con sus maestros no fue continua ni constante. Más bien fue intermitente. Dada esta circunstancia, sus avances en el aprendizaje no fueron del todo exitosos. Hicieron el esfuerzo, más no fue suficiente. Sin embargo, estos alumnos obtienen calificación aprobatoria mínima de seis. En esta valoración se toman en consideración las limitaciones propias de su contexto socioeconómico y cultural.

Como consecuencia de la descarnada desigualdad social, hubo niños para los que no fue posible establecer comunicación con sus maestros. Victimas colaterales del injusto sistema económico, la comunicación fue inexistente por diversas causas: falta de una cuenta de internet, imposibilidad de adquirir un dispositivo digital o residir en lugares carentes de conectividad.

No obstante, el “Acuerdo 16/06/2021 por el que se regulan las acciones específicas y extraordinarias relativas a la conclusión del ciclo escolar 2020-2021, en beneficio de los educandos de preescolar, primaria y secundaria ante el periodo de contingencia sanitaria generada por el virus SARS-COV2 (COVID-19)”, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 22 de junio de 2021, contempla el tratamiento administrativo que se deberá dar a los alumnos con los cuales no se tuvo ninguna comunicación, y por lo tanto no se tiene información de ellos.

En estas situaciones, los maestros registrarán en la boleta de calificaciones la leyenda “Sin información” en el espacio destinado a observaciones del docente. No se asigna calificación en este fin de ciclo escolar. El acuerdo señala: “En estos casos, la calificación se reportará hasta que se concluya el periodo extraordinario, obteniendo la calificación global del grado o asignatura correspondiente al ciclo escolar 2020-2021” Este periodo extraordinario al que se hace referencia, comprende del 13 de septiembre al 30 de noviembre de 2021.

Tomando en cuenta la situación de excepción por la pandemia, en la que transcurrió el año lectivo, el acuerdo también especifica: “En ninguno de los casos podrá retenerse a los educandos en el grado escolar en el que se encuentran inscritos, considerando que se encuentran sujetos a un proceso de valoración extraordinaria.”

Con muchas limitaciones, pero también con mucho esfuerzo y dedicación de maestros, estudiantes y padres de familia, concluye este singular año lectivo.

La vida estudiantil transcurrió ausente de las aulas escolares, carente del calor que prodiga el contacto humano y social.

La educación, fenómeno social por excelencia , no puede desarrollarse en toda su magnitud, sin el concierto polifónico e intercultural, propio del grupo escolar presente en los salones de clase. La formación del alumno es incompleta sin la distensión del espíritu gregario, inherente del ser humano.

Además de que se concluye  este ciclo escolar con marcadas deficiencias en los aspectos académicos, curriculares y cognitivos. Como resultado del confinamiento obligado por la pandemia, la educación padece de un preocupante déficit en la dimensión del desarrollo humano que tanta falta hace a nuestra sociedad.