La nueva titular de la SEP

PLAZA CÍVICA

Enrique Fernández Ramírez

El reciente nombramiento de la nueva titular de la SEP, Leticia Ramírez Amaya, encuadra perfectamente en una práctica muy común que ejercían los gobiernos anteriores al designar funcionarios: el amiguismo o compadrazgo. Contrario a lo que el presidente ha dicho combatir, él mismo incurre en designar a la funcionaria que tendrá a cargo la Secretaría de Educación Pública, basado únicamente en el amiguismo incondicional: la conoce desde hace más de 24 años, ha trabajado con él mucho tiempo y porque dio clases durante 12 años.

Evidentemente, la formación de licenciatura en educación y su experiencia en atención ciudadana con las que cuenta son insuficientes para ejercer un cargo de la magnitud de la SEP, si es que realmente se tiene una genuina preocupación por la educación en México.

En los hechos, se advierte que a ningún gobierno parece importarle la educación seriamente. En los últimos 22 años, la SEP ha tenido secretarios sin experiencia en temas educativos. Durante el gobierno de Vicente Fox, ocupó la titularidad Reyes Tamez Guerra, químico y bacteriólogo. Con Felipe Calderón, ocupa la secretaría, Josefina Vázquez Mota, empresaria del sector privado, la sustituye Alonso Lujambio, con formación en ciencia política, y la concluye José Ángel Córdoba, médico cirujano.

Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, inicia Emilio Chuayffet, licenciado en derecho, continúa Aurelio Nuño, licenciado en ciencias políticas y finaliza Otto Granados Roldán, licenciado en derecho.

Ahora, en el gobierno de la cuarta transformación, sigue vigente la tendencia de designar como titular de la SEP a personas que no tienen experiencia en el ámbito educativo. Hasta hoy ya van desfilando tres titulares de esa dependencia. En este aspecto no se diferencia en nada a los gobiernos priistas o panistas. Se ha tomado a la SEP como escaparate y trampolín político de personajes con interese electorales o de otros cargos.

Primero fue nombrado Esteban Moctezuma Barragán, quien fue presidente de la Fundación Azteca por muchos años. Después de ocupar por dos años la secretaría fue removido para ocupar el cargo de embajador de México en Estados Unidos.

Lo sustituyó desde 2021 y hasta el 15 de agosto de 2022, la maestra Delfina Gómez, licenciada en educación básica, con maestría en educación. Ejerció la docencia y fue directora de escuela de primaria. Después de mucho tiempo, fue la primera maestra de primaria que ocupó tan importante cargo. Su designación despertó muchas expectativas entre el magisterio. Desafortunadamente, a pesar de su formación como docente, durante los últimos veinte años ocupó más cargos públicos que no estaban relacionados con el trabajo educativo. Su desempeño en la secretaría de educación fue irrelevante, de muy bajo perfil y sin dar muchas entrevistas a los medios.

La cuestionada organización de las actividades y productos de las guías de los CTE y el deficiente funcionamiento de la USICAMM en el registro de los docentes para su evaluación, fueron factores que provocaron su impopularidad en gran parte del magisterio.

Una semana antes de iniciar el ciclo escolar 2022-2023, pues el lunes 22 de agosto comienzan las sesiones de los Consejos Técnicos Escolares en su fase intensiva, es designada como nueva titular de la SEP a la Lic. Leticia Ramírez Amaya, quien tiene mucha experiencia en las unidades de atención ciudadana del gobierno federal y de la Cd. De México. Es una mujer cuyo mayor mérito es estar más cerca del presidente que del ámbito educativo, del cual se encuentra alejada desde hace 25 años.

Hay cargos para los que no se requieren conocimiento especializado ni experiencia. Basta una breve capacitación para que el funcionario cumpla con eficiencia su cometido. Es el caso de los trabajadores manuales o de la burocracia administrativa básica.

Sin embargo, los puestos estratégicos, de gestión educativa o de una Secretaría de Estado como la SEP, requieren preparación especializada, conocimiento teórico profundo de la cuestión educativa y experiencia profesional en política y desarrollo educativo.

Aún así, la preparación no es garantía de la eficiencia en el desempeño de una función directiva. Muchas veces el eminente médico no llega a ser el mejor director del hospital; ocurre también, en algunos casos, que el mejor maestro al ascender a la dirección de la escuela no cumple con las expectativas de ser un buen director.

Por otra parte, hay muchos ejemplos negativos de profesionales con posgrados nacionales y de las mejores universidades del extranjero, que han resultado ser una decepción como funcionarios al incurrir en actos de corrupción, que tanto han dañado a nuestro país.

No obstante, la lógica o el sentido común nos llevan a pensar que debería existir una correlación entre el currículum y el desempeño en la función pública. Y que para ocupar la titularidad de la SEP debería seleccionarse al Secretario(a), entre los mejores hombres y mujeres dedicados a la educación, que hay muchos. No es encargarle un “changarro” a alguien.

Son más rigurosos los criterios para la promoción horizontal de los maestros. Pues a ellos no les basta el título de licenciatura, sino que además deben tener antigüedad, 200 horas de cursos, posgrados y además realizar un examen de conocimientos. Todo para ganar 1000 pesos más a la quincena. En tanto que para ser la Secretaria de la SEP, basta la licenciatura en educación y doce años de servicio.

Se cumple lo que dice Ricardo Raphael en su libro “MIrreynato”: para triunfar en México no importa tener conocimientos sino basta tener conocidos.

Finalmente, considero que se le debe dar el beneficio de la duda a la nueva titular de la SEP, como se les ha dado a los anteriores secretarios. Conocer su plan de trabajo, sus líneas estratégicas de acción, sus ideas sobre la educación y cómo se relaciona con el magisterio nacional. Ojalá que nos sorprenda positivamente. Por el bien de los educandos y del país.