Juan Antonio Aguilar Mancha, en capilla

Tuxpan, Ver.- El silencio del candidato panista perdedor José de Jesús Mancha Alarcón a las presuntas irregularidades durante la elección del 6 de junio, sólo pueden tener una connotación: no enturbiar más las aguas políticas para que no se siga ahogando su primo, el alcalde Juan Antonio Aguilar Mancha.

Y es que véase por el ángulo que se quiera, Toño Aguilar podría tener los días contados, sea quien sea el próximo alcalde tuxpeño: José Manuel Pozos Castro, presidente municipal electo, o Alberto Silva Ramos, si es que éste logra anular los comicios y ganar la nueva elección.

Lo cierto es que ambos políticos se la tienen sentenciada al actual alcalde del Cambio, para llevarlo a juicio por sus presuntos actos de corrupción al frente del Ayuntamiento.

Pozos Castro, por ejemplo, señaló, durante y al final de su campaña, que emprenderá acciones legales contra Aguilar Mancha por todas las anomalías denunciadas por la ciudadanía de colonias y comunidades con respecto a la obra pública y acciones del alcalde.

Mientras que Silva Ramos desde principios de 2020 acusó al presidente tuxpeño de tomar malas decisiones en la administración municipal, como, por ejemplo, ensuciar la ciudad y organizar fiestas pagadas al estilo Güicho Domínguez.

En febrero de aquel año, declaró a medios de comunicación que Toño Aguilar no sólo destruyó el bulevar como deporte, sino que, además, pintó las áreas públicas de azul sin ton ni son, entregó Tránsito Municipal a delincuentes, y poseía funcionarios municipales cuyo perfil es el saqueo y la delincuencia.

Así, por si acaso, lo mejor para Pepe y Toño lo más sensato es mantenerse al margen de la contienda postelectoral y dar por hecho que MORENA ganó en la jornada del 6 de junio, no sea que por andar de revoltosos les vaya peor de lo que antemano se les viene encima.

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