Una de las festividades que nos caracteriza como mexicanos, es sin duda el Día de Todos Los santos, o Día de Muertos. Pero no podemos dejar pasar estas fechas sin los tradicionales Catrines y Catrinas, inspiración del maestro José Guadalupe Posadas.
Conozcamos un poco más de esta historia y como nacieron las Catrinas mexicanas, es por ello que Cotorreo Estudiantil tuvo su sesión con Rubí Valencia Reina del Carnaval Turístico del Periódico La Opinión y Cristian Mandujano Mr. Teen Coatzintla.
Nace la Calavera Garbancera, nace La Catrina
El primer nombre que tuvo La Catrina fue “La Calavera Garbancera”. Fue el título que le dio el gran artista mexicano José Guadalupe Posada al grabado en el que se representa a una mujer con ropas de alta alcurnia pero hecha calavera.
Fue en tiempos de Benito Juárez que se popularizaron textos escritos por las clases medias para criticar la situación del país y la de las clases más privilegiadas. Los escritos eran redactados de manera burlona y eran acompañados de dibujos de cráneos y esqueletos (recordemos que en el siglo XIX mexicano los periódicos eran tantos como las ideas y opiniones políticas en el país).
Las calaveras eran representadas con ropas de gala, montadas a caballo, en fiestas de la alta sociedad… todo para demostrar la miseria, los errores políticos y la hipocresía de los grupos poderosos.
Posada era un gran crítico social, en su obra evidenció la terrible desigualdad e injusticia que existía en el Porfiriato. La Calavera Garbancera se convertiría en su obra (y crítica) más famosa.
Por un lado, La Catrina ha servido como personaje simbólico de una de las fiestas populares más importantes: Día de Muertos. Papel picado, esculturas de barro, caricaturas… La Catrina, en su función de memento morí, es uno de los símbolos más importantes del Día de Muertos del México contemporáneo. La fiesta sirve para recordar a los que se fueron, para unir a la familia en un rito que recuerda a aquellos miembros que nos abandonaron, pero también es una fiesta en la que pensamos, inevitablemente, en la mortalidad de todos nosotros. Recordamos nuestra muerte mediante calaveras literarias que se burlan de nuestro futuro cadáver y con calaveritas de dulce que llevan nuestro nombre. Todos son recuerdos de nuestro futuro, pero no lo son de una manera triste o lúgubre, sino en un tono desenfadado: sí, sí, podríamos ser afortunados o desafortunados, de todos modos la flaca nos va a llevar.
Por: Cototeam
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