El asesinato de Colosio

Luis Navarro Arteaga

Tres momentos marcaron el año 1994 como uno de los más importantes de nuestra vida moderna. El 1 de enero un grupo de indígenas chiapanecos, agrupados en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, declaró la guerra al Estado Mexicano.

La segunda fecha importante de ese año fue el atentado en contra del candidato del PRI a la presidencia de la república el 23 de marzo.  La Opinión publicó, el jueves 24 de marzo de 1994, la noticia con la cabeza “¡Conmoción Nacional! El homicidio de Colosio estremece a todo el país”.

La nota de la agencia Reuter y firmada por Harry Fotinos dice: “Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del partido gobernante de México, fue asesinado hoy en esta norteña ciudad fronteriza con los Estados Unidos (Tijuana)”.

“Está muerto”, dijo Liébano Sáenz, secretario de información del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) a los periodistas. Agregó que Colosio, quien tenía 44 años, murió poco después de las 20:00 hora local (0400 GMT), pero no pudo dar otros detalles.

Colosio fue atacado durante un acto político unas tres horas antes por un hombre joven que le efectuó dos disparos a quemarropa, hiriéndolo en la cabeza y el abdomen. Los motivos del atentado se desconocían de inmediato.

COLOSIO, candidato del PRI en las elecciones presidenciales del 21 de agosto, fue conducido de inmediato al Hospital General de Tijuana donde fue sometido a infructuosas intervenciones quirúrgicas.

La policía de Tijuana dijo que fue arrestado como presunto asesino Mario Aburto Martínez, un ex empleado de una funeraria de 23 años, pero no dio otros detalles.

En la edición de ese día se publica una fotografía de Luis Donaldo Colosio tirado en el suelo y con la cabeza ensangrentada. También una imagen del malogrado candidato, su esposa y su hijo. Todas las noticias de ese día se refieren al asesinato del sonorense.

En septiembre vendría la otra fecha negra de 1994, el homicidio de José Francisco Ruiz Massieu, pero esa, dirían los clásicos, es otra historia que contaremos en su momento.

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