Castillo de Teayo, Ver.- La destrucción de la palapa que corona su cúspide, propicia cada día el paulatino deterioro de la monumental pirámide ubicada en el centro de este poblado, sin que hasta la fecha, autoridad alguna se atreva a invertir recursos para revertir el riesgo que enfrenta el principal atractivo de esta localidad.
Representantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y encargados de los vestigios arqueológicos de este lugar, aseguran que los daños de la palapa datan de ocho años atrás, cuando la palma de esa construcción comenzó a perderse a poco a poco.
Señalan que desde entonces a pesar de que en tiempo y forma se reportaron estas pérdidas ante las instancias federales correspondientes y éstas solicitaron a su vez el apoyo de autoridades municipales para atender esta situación, nunca se tomó ni se ha tomado en cuenta la petición y los daños severos a la palapa están a la vista.
Pero lo más lamentable, anotan, no es la destrucción de la palapa en sí, sino sus consecuencias, pues la palma protegía a la pirámide de las inclemencias del tiempo climático: sol y lluvia, sobre todo porque en la parte alta del edificio histórico aún existen aplanados originales, pisos y colores prehispánicos que ahora están siendo dañados por la naturaleza.
Indican que a ocho años de distancia, recientemente el INAH insistió, ahora ante las actuales autoridades municipales, su apoyo para reconstruir dicha palapa, y con ello rescatar y preservar en buenas condiciones la pirámide.
Sin embargo, hasta el cierre de este año, el gobierno municipal ha hecho caso omiso para atender la solicitud, y el deterioro del monumento prehispánico continúa inexorablemente.
Por si fuera poco, el Ayuntamiento en lugar de coadyuvar a su preservación, parece tener la encomienda de acelerar los daños a la pirámide, pues con evidente consentimiento ha permitido la libre venta callejera de pirotecnia en general, lo que ha propiciado que personas sin consciencia adquieran y arrojen petardos a las bases del importante edificio.