Álamo, Ver.- El joven ejecutado a balazos la noche del jueves en la ciudad portuaria de Tuxpan era oriundo de esta citrícola localidad, trascendió aquí este viernes por la mañana, pues su madre, quien lo identificó y reclamó su cuerpo, tiene su domicilio en la céntrica colonia Derechos Humanos.
Su nombre era Julio César López Ramírez, tenía 28 años, y, según se supo, poseía antecedentes delictivos, pues apenas el pasado 16 de febrero de este año había sido detenido por elementos del Mando Coordinado por cargos de extorsión, portación de arma de fuego e intento de homicidio.
En aquella ocasión, el ahora occiso aseguró ser de oficio comerciante, aunque durante su identificación, su progenitora, manifestó desconocer a que se dedicaba su hijo y si tenía algún domicilio en Tuxpan.
Como lo difundieron los medios de comunicación y redes sociales desde la misma noche del jueves, Julio César fue encontrado sin vida sobre la calle Rosales casi esquina con la calle Andador 2 de Marzo, de la colonia Las Palmas, en la citada ciudad portuaria.
Con él, suman ya tres masculinos de esta citrópolis muertos en circunstancias parecidas, dos de ellos asesinados en esta ciudad en diferentes momentos y lugares, además de una persona mayor a quien le quitaron la vida para robarle su motocicleta.
De ambos casos mencionados, uno de ellos ocurrió el 30 de agosto en la colonia Progreso, donde la víctima fue el albañil Saúl Hernández Vázquez, de 45 años, quien fue agredido mientras volvía a su casa a bordo de una bicicleta después de haber llevado a su hijita a la escuela.
Tres días después, el 2 de septiembre, un nuevo suceso consternó a la ciudadanía: el asesinato en agravio del adolescente Jesús Erubey Díaz Lozano, de 18 años, habitante de la colonia Santa Cruz, cuyo cuerpo fue localizado en un camino parcelario del ejido El Jardín.
Esta situación desató un sinfín de comentarios en redes sociales, donde las recomendaciones a los padres de familia, derivado, sobre todo, por el deceso del más joven de ambos occisos, fue principalmente cuidar mejor a sus hijos para convertirlos en personas de bien, en lugar de lamentar su triste destino.
