Tranquilidad, paciencia y un pulso de quirúrgico son las cualidades de Enríque Avilez Valdez, relojero en el mercado Poza Rica desde hace treinta años.
Los celulares han desplazado a los relojes de mano pero Enríque Avilez asegura que aún hay clientes cautivos que por nostalgia, madurez o comodidad usan en su muñeca un cronómetro del tiempo, sobre todo los caballeros.
Medir el tiempo es lo que hace funcionar la vida, rige horas precisas desde que suena la alarma para trabajar o en el momento en el que un obrero escucha el silbato de Pemex a las 7:50 que le dicta que ya es hora.
Los relojeros son cirujanos del tiempo, quienes paradójicamente, se resisten a extinguirse con el paso de las horas, con el paso de los días.
POR: GRISELDA CRUZ
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